
Los Gigantes y Cabezudos volvieron a cruzar el Puente de San Pablo casi sesenta años después de que lo hicieran con otras figuras, en imágenes recogidas en el mediometraje “Cuenca”, de 1958, dirigido por Carlos Saura, con voz narrativa de Francisco Rabal. En esa película, que recoge las celebraciones más singulares de Cuenca como lo son la Semana Santa, la Vaquilla y las fiestas de San Julián.
Se aprecia en el valioso documental “Cuenca” cómo ascienden los Gigantes y Cabezudos por la Hoz del Huécar y subida a las Casas Colgadas, al ritmo del repiqueteo del tambor y la dulzaina, y cruzan airosos el puente en dirección al Convento de San Pablo, actual Parador de Turismo, apreciándose la verticalidad de las figuras sobre el puente. Suponemos que se trata de la Feria de San Julián de 1957.

Pues bien, este año, los Gigantes y Cabezudos, dirigidos por Manuel Fernández, han vuelto a pasar por el puente de San Pablo, pero en dirección opuesta, subiendo por la antigua Cuesta de Tarros y cruzar el puente en dirección a las Casas Colgadas, ascendiendo por la subida a la calle de Obispo Valero y llegar a la Plaza Mayor.

Todo un espectáculo que siguieron con atención chicos y grandes. La música de Tiruraina acompañaba el desfile y baile de los Gigantes y Cabezudos, que por la calle de San Pedro subieron hasta el Castillo.

Volvieron a la Plaza Mayor, con bailes junto a la Catedral, para descender por la calle del Peso en dirección a la Puerta de Valencia y Calle de Aguirre, escenario hace más de setenta años, del recinto ferial, que se instalaba entre la calle de las Torres (entonces 18 de julio) y Aguirre, con arcos de luces de colores.
En verdad que la estampa de los Gigantes y Cabezudos le da otro aire cuando desfilan por el Casco Antiguo, midiendo su estatura con la verticalidad de las casas de la Cuenca alta.

Desde los años cuarenta y hasta ahora son cuatro veces las que se han cambiado de figuras de los gigantes y cabezudos. En 1943 y 1944 el gasto de los gigantes estaba estimado en el presupuesto ferial municipal en 500 pesetas para los tres días que desfilaban.
LOS NIÑOS LLORABAN EN ALMODÓVAR Y UN VECINO DISPARÓ A LOS GIGANTES
Nos decía Manuel Fernández que en una ocasión, hace ya algunos años, les llamaron de la Comisión de Fiestas de Almodóvar del Pinar para que animasen el día grande. “Fuimos a Almodóvar con no pocos problemas para transportar las figuras, y cuando salimos por las calles, intentando dar la sorpresa a niños y grandes, y que se divirtiesen, resulta que la sorpresa nos la llevamos nosotros, pues los chavales empezaron a llorar y salir corriendo despavoridos…»
Recalca Manuel Fernández: » Fíjate cómo sería la cosa, que un energúmeno se subió a un balcón, sacó una escopeta y se lio a tiros con los gigantes. ¡Menudo lio se armó! Nos tuvimos que volver a Cuenca, la Comisión nos pidió disculpas y nos pagaron, eso sí. Pero vaya follón que se lió.

Anécdotas que no faltan, aunque ésta es de libro. Manuel Fernández, con su chaleco amarillo refulgente, se encarga de que el desfile interrumpa lo menos posible el tráfico, incluido el autobús urbano.